Sunday, November 30, 2008

Epílogo - Blanca Wiethüchter

Me he muerto a mí misma
y eso me conmueve en sobremanera.
Volver a preparar mi desaparición
me consuela y me desgasta.
Pero puedo seguir la curva de mi brazo
lo que me da la medida de mi soledad
y puedo morderme el vientre de nuevo
lo que enciende el sumidero
en el que temo caer para siempre.

Amo este mi cuerpo árido
sin solicitud, con avaricia
mi negro hombro infantil
que se desplaza según el cielo
que diseña todo invierno.

(No conozco otra estación que el despojo).

Todavía no me interrogo
sobre lo que significa para mí
esta nueva derrota en mi historia.
Me pregunto cuántas veces aún
tendré que ofrecer mi cuerpo
para cambiar de nombre
y llamarme solamente a mí
con mi claridad desamparada
y mi oculta herida sin balanza.

Me pienso a veces
con el orgullo de una estrella
y alguien en mí se mofa del algodón
con un canto de sirena entre los senos
no entiende nada de las hormigas
ni del placer de mirarse morir
matando lo harto que todavía hay en mí
de niña tierna y maternal.

Pocos son los que comprenden el fuego que se está quemando
y que puedo morir de verdad morir de verdad

sin un signo de locura.

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1 Comments:

Blogger Benja Blanco said...

Vengo a veces a mirar
a dejarme educar, instruir, enseñar, como quiera que se diga eso que vengo a dejarme hacer... el caso es que me voy con las maletas llenas de poesía y de ganas de más...

cuando a la pluma propia se le acaba la tinta es lo mejor que se puede hacer, descansar en los versos de quienes han logrado estremecer tantos corazones

11:58 pm  

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