Escurana
Él piensa que soy santa.
Está loco.
Las santas son morenas y menudas,
o blancas como el yeso,
y no gritan,
como yo bajo su cuerpo.
Él piensa que soy santa.
Lo sé: me unta de saliva,
me cubre de gasas,
me prende velas.
Dice: Hazme un milagro.
Entonces, reúno los doce miembros
de su cuerpo infiel,
y los coso, punto de cruz,
sobre la blanca superficie.
Parece un alfabeto, dice,
y los puntos le duelen.
El hilo seco
imprime su carne.
Ya estoy listo, anuncia.
Ya puedo leerme.
Sé lo que viene.
Me cubro el rostro
mientras se va.
Adiós, Escurana.
Ése es mi nombre
cuando él sale por mi puerta.
Está loco.
Las santas son morenas y menudas,
o blancas como el yeso,
y no gritan,
como yo bajo su cuerpo.
Él piensa que soy santa.
Lo sé: me unta de saliva,
me cubre de gasas,
me prende velas.
Dice: Hazme un milagro.
Entonces, reúno los doce miembros
de su cuerpo infiel,
y los coso, punto de cruz,
sobre la blanca superficie.
Parece un alfabeto, dice,
y los puntos le duelen.
El hilo seco
imprime su carne.
Ya estoy listo, anuncia.
Ya puedo leerme.
Sé lo que viene.
Me cubro el rostro
mientras se va.
Adiós, Escurana.
Ése es mi nombre
cuando él sale por mi puerta.
Labels: Beverly Pérez
3 Comments:
buen blog, bueno, bueno
Escurana...
que bello poema, que verdad es cuando un se va por las puertas de Uds...
ufff... espero que la "mustiedad" no llegue a los huesos.
Un abrazo de esos.
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